Es un lugar mágico que no se puede describir  con palabras aunque lo intentaremos:

 

Es una especie de cueva que se va abriendo a medida que se va entrando, para acabar en una enorme apertura en forma de pupila vertical cortada en una pared y un gran agujero en el techo.

 

Si te detienes un rato a observar por el agujero, podrás ver buitres y diversos pájaros.

 

Esta cueva, de fácil acceso, atraviesa la montaña de Orkatzategi de lado a lado y ofrece unas vistas espectaculares. Además se encuentra en el  valle oñatiarra de Araotz, uno de los rincones más bellos y escondidos de Gipuzkoa.

 

Además de ser precioso por fuera, Aitzulo también guarda tesoros en su interior. En la base del macizo de Aizkorri se encuentran las tremendas galerías del complejo kárstico Gesaltza-Arrikrutz, un laberinto que se extiende durante 14 kilómetros en seis alturas superpuestas.

 

Aquí trabajaron los pioneros guipuzcoanos de la espeleología, la arqueología y la paleontología, y además de formaciones maravillosas (estalactitas, estalagmitas, columnas, salas, lagos y ríos subterráneos ) descubrieron algunos restos de viejas presencias: el esqueleto completo de un león de las cavernas (especie desaparecida hace diez mil años), huesos y cráneos de panteras, y huesos de hasta doscientos osos. Si te atreves, puedes recorrer durante una hora un tramo acondicionado y sentir escalofríos ante el rugido del león o ante el vértigo que producen las estalactitas y estalagmitas labradas gota a gota durante milenios.

 

Camino del Agua.

 

Si te gusta disfrutar de la naturaleza te recomendamos que hagas la ruta PR-GI 3003, además de conducirte hasta Aitzulo, descubrirás un entorno que te dejará con la boca abierta. La ruta tiene poco más de 8km  y sale y llega al barrio de Araotz.